Sección: «Los profesionales hablan»: Alba Sánchez Moya, psicóloga colaboradora de CITEA, analiza el papel de la neuropsicología aplicada a la demencia y nos cuenta:

El aumento de la incidencia de la Enfermedad de Alzheimer (EA) y otras demencias, así como su impacto sobre la calidad de vida de los pacientes y sus familias hacen que constituya actualmente un importante problema de salud pública.

Ante la ausencia hasta el momento de un tratamiento farmacológico curativo, la intervención debe ser integral y multidisciplinaria.

En concreto, avances en el área de la neuropsicología y las neurociencias han abierto una puerta de esperanza en la utilización de tratamientos alternativos o no farmacológicos. De los Reyes y sus colaboradores (2012) indican que esto ha surgido debido a que se ha encontrado que:

  • Existe neuroplasticidad en el cerebro anciano, incluso en el demente, aunque en menos intensidad.
  • Las personas con EA en estadios leves y moderados presentan cierta capacidad de
    aprendizaje.
  • Las neuronas tienen capacidad para regenerarse y establecer conexiones nuevas.
  • No todas las funciones cognitivas se afectan de la misma manera en la EA.
  • Una misma función cognitiva puede ser ejecutada por diversos subsistemas cerebrales.
  • Un nivel educativo y/o ocupacional óptimo y un ambiente estimulante ayudan a prevenir y a retrasar la aparición de demencia.
  • Se ha demostrado que el uso de rehabilitación no farmacológica tiene efectos positivos a largo plazo.

Dentro de los tratamientos no farmacológicos, la neuropsicología aplicada a la demencia desempeña un papel fundamental desarrollando programas de intervención neuropsicológica que persiguen dos objetivos:

Disminuir la progresión del deterioro en el funcionamiento cognitivo y funcional, para que la persona pueda mantener su nivel de autonomía e independencia durante más tiempo, y mantener la función cognitiva durante el mayor tiempo posible, lo que posibilitará al paciente tener una mayor calidad de vida y evitar o disminuir la presencia de problemas comportamentales y emocionales.

Para ello se aplica la estimulación cognitiva, intervención fundamental para el tratamiento de la demencia y que trataremos en próximas entradas.

En síntesis, podemos decir que el papel del neuropsicólogo en las demencias adquiere especial relevancia, tanto en el proceso diagnóstico como en la fase de intervención. Sin embargo, se hace necesario seguir trabajando en nuevas alternativas terapéuticas para la EA y otras demencias. Los tratamientos no farmacológicos deben ser recomendados en la práctica clínica para el control evolutivo de la enfermedad.

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– De los Reyes, C.J; Arango, J.C; Rodríguez, M.A; Perea, M.V. & Ladera, V. (2012). Rehabilitación cognitiva en pacientes con Enfermedad de Alzheimer.